
Acabamos con esta serie de ejercicios para la creación de espacios de buentrato con el cuidado mutuo.
¿Cuántas veces al día te dejas cuidar?
Puede que con suerte, y si estás acostumbrada al autocuidado, te dejes dar lo que mereces en forma de agasajos, mimos y cuidaditos de los buenos, pero no es lo normal.
Estamos acostumbradas a dar y a cuidar pero no a recibir lo mismo, y no se trata de dar esperando recibir, se trata de recibir en equilibrio y equidad a lo que damos.
Nuestra salud depende de ese equilibrio. Si nos acostumbramos a dar nos vaciamos de nosotras mismas y ¿Quién llena ese vacío? Está muy bien ser amorosas, cuidar de las demás personas, ayudar…pero también saber abrir los brazos y el corazón para recibir.
Saber descansar dejando que alguien se ocupe de nosotras, que nos haga la comida, la cena, recoja la cocina, nos invite a un finde de lujo…aprender a dejarnos mimar y aceptarlo sin culpa, sin pensar en dar algo a cambio, simplemente disfrutando del momento.
¡Y también saber pedir! ¿Por qué si necesitamos algo nos cuesta tanto pedirlo? ¿Quizás para no estar en deuda con esa persona?
Desde la mirada sistémica trabajamos en ese sutil equilibrio que es saber dar lo que la otra persona puede recibir y saber recibir en equilibrio a lo que podemos dar. Parece un juego de palabras pero si analizamos con tranquilidad lo expuesto veremos que en ese desequilibrio es donde surgen los conflictos.
En nuestros grupos de aprendizaje llevamos a cabo este ejercicio cuidando del grupo en parejas o tríos, pensando qué podemos llevar para disfrutar en las pausas. Este ejercicio puede ser algo para comer o algo para compartir desde otro lugar, como una canción para bailar en grupo, una poesía, un cuento…y que,como el de El Regalo, se contempla en tres fases:
1- Cuando pienso en lo que puede sorprender y agradar a mis compañeras
2- Cuando lo disfrutamos juntas
3- Cuando recuerdo lo pasado y conecto con el agradecimiento
El cuidado mutuo forma parte de nuestra esfera social y es muy interesante ver cómo cuidamos y lo que elegimos para las demás y también cuando disfrutamos de lo que alguien ha elegido para nosotras.
Puro agradecimiento mutuo.
¡Qué bonito cuidar y dejarse cuidar!
