
Uno de los recursos más interesantes que tenemos en nuestro taller de Vínculos amorosos es la negociación en pareja.
Muchas mujeres llegan a nuestros talleres o a consulta por ansiedad ante la falta de poder poner en palabras lo que están sufriendo: jornadas agotadoras, carga mental, resignación, aguante…y todo debería empezar antes de llegar a esa pareja que ahora nos causa esto, pero nunca es así.
¿Cuántas personas negocian su proyecto en común antes de una convivencia?
Si has contestado que tú, enhorabuena, pero no es lo normal, lo normal es que comencemos a salir con alguien y poco a poco esa relación se va a ir haciendo más formal y poco después nos encontramos compartiendo piso y vida, enamoradas hasta las trancas pero con las cosas poco claras.
En el caso de las mujeres, debido a la socialización de género, hay cosas como la carga mental, la logística de los cuidados, la intendencia, que recaen sobre nosotras porque se da por hecho que nos corresponde, pero, ¿es así?
Tratamos de encaminarnos hacia una sociedad más justa- aunque parezca mentira- y en la que la corresponsabilidad y la equidad estén presentes en nuestras vidas, ya que desde nuestros propios modelos influimos en nuestros descendientes. Queremos cambiar el mundo pero sin cambiarnos a nosotras mismas, que diría Tolstoi.
Y de repente, empezamos a conectar con otras necesidades, comenzamos a abrir los ojos a otros modelos y entonces, miramos lo que tenemos y ya no nos satisface, eso no es lo que queríamos…¿Qué hacer entonces?
De momento ser sinceras con nosotras mismas, escuchar lo que el cuerpo nos dice- que es muy sabio- y desde ahí, si queremos seguir en esa relación tendremos que cambiar algo, al menos proponerlo y ver qué sale, para desde aquí tomar una decisión.
En estos casos la invitación es hacia una reflexión interna para entender que es lo que ya no quiero más en mi vida- y que dependa sólo de mí- y que es lo que quiero a partir de ahora.

Esta lista nos va a dar una primera impresión de hacia dónde vamos encaminadas.
La siguiente herramienta puede hacerse para complementar esta y antes de sentarnos a negociar con nuestra pareja.
Por un momento piensa en que vuelves a estar sin pareja, eres esa adolescente que soñaba con su pareja ideal: hazlo
Describe lo más preciso posible a esa pareja en lo físico: ojos, cabello, constitución física, altura, peso…En lo mental: radical, conservador, liberal, progresista…En su forma de actuar: honesto, cabal, sincero, altruista…En su forma de amar: seductor, apasionado, delicado, protector, sumiso…Profesión: médico, bombero, albañil…Posición social: baja, media, alta…échale imaginación!
Cuando tengas esta descripción fíjate bien en lo que has elegido y elabora una lista con dos columnas: Negociables (todo lo que puede ser negociable de esa primera lista y por lo que estás dispuesta a ceder) e Innegociables (todo aquello que según tu criterio y valores es inamovible y no estás dispuesta a negociar de ninguna manera)

Este ejercicio es para poner el foco de atención en lo que idealizamos y en cuánto de aquello es negociable al fin y al cabo. Muchos negociables pueden volverse con el tiempo innegociables y viceversa…la vida es muy caprichosa.
¿Qué estamos dispuestas a aceptar con tal de tener pareja?
Con estos dos recursos tienes una primera idea de cómo ir a la negociación de lo que sería una vida plena y bientratante. En muchos casos tardará en darse la oportunidad de poder llevarlo a cabo, pero es un buen principio.
El truco para ambas es negociar primero con nosotras mismas y después ya entrarán en juego más personas.
¿Te animas a hacerlas?









